Estambul. Día 1/6

¡HOLA VIAJEROS!

Después de mucho tiempo que os hemos abandonado un poco, perdonadnos pero hemos estado muy liados...
Pero volvemos con las pilas cargadas así que... ¡vamos a contaros nuestras últimas vacaciones!

Hoy despegamos a ESTAMBUL!! Y este es nuestro primer día.

El viaje comenzó ya con nervios, nervios al viaje más lejanos hasta nuestra fecha, nervios a que iba a ser nuestro primer viaje a otra cultura totalmente desconocida para nosotros y nervios porque ¡preparamos el viaje en sólo una semana y media! Pero con todo ese cúmulo de emociones, llegamos al aeropuerto y nos montamos en el avión, un avión de una compañía de la que ni siquiera habíamos escuchado hablar, volamos con PEGASUS, y la verdad que para ser un vuelo de 4 horas, todo fue muy bien.

Llegamos de noche y en el mismo aeropuerto conocimos a un par de chicos españoles. Entre los 4 decidimos coger un taxi al centro, ya que ellos se alojaban también cerca nuestro. Y ahí mismo ya apuntamos nuestro primer consejo: PONEROS SIEMPRE EL CINTURÓN (si tienen...). Sí, decimos esto porque allí no es obligatorio, y fue como estar dentro de la película de "A todo gas". Fue un viaje en el que sentimos que nuestro conductor no tenía aprecio por nuestras vidas ni miedo a la carretera, ya que iba a 150km/h en tramos de 80, mientras conducía programando el GPS y adelantaba por el arcén de la autovía para evitar el atasco, un taxi con 700.000 km y sin cinturón en el asiento central trasero. Pero cuando atravesamos el puente que separa Asia de Europa, el susto desapareció a medida que aparecían por nuestras ventanillas las siluetas de las mezquitas y nos invadía el olor a comida.

Ya una vez en tierra llegamos al Hotel QueensLand, y la verdad que sólo podemos hablar maravillas de la atención que recibimos. Deshicimos las maletas y fuimos camino a la plaza de Sultanahmet para cenar, pero antes de llegar un restaurante nos llamó la atención y allá que fuimos, ¡estábamos muertos de hambre! Era un hotel-restaurante, con uns terraza muy tranquila y acogedora, se llama Hotel Han, y allí cenamos un buen plato de hummus, un mixed pita y una mixed pizza, una botella grande de agua y cerveza Todo nos salió por 105 liras, al cambio unos 14 euros entre los dos y terminamos muy muy llenos.

Una vez que terminamos y con el gusanillo de conocer la famosa plaza de Sultanahmet de noche, recorrimos los apenas 100 metros que lo separan y voilà, allí apareció de la nada una plaza custodiada por dos enormes mezquitas, Ayasofía y la Mezquita Azul. De verdad que parecía que nos encontrábamos en el mismísimo cuento de Aladín. Dimos un paseo por la plaza y llegamos al Hipódromo, con sus dos obeliscos impresionantes y con sus perros, cariñosos a la par que juguetones y aunque abandonados, a simple vista muy bien cuidados. 






Para terminar el día nos apetecía hacer la primera turistada obligada en este viaje, así que nos acercamos a un bar próximo lleno de luces de guirnaldas y una fuente en medio a fumar de las famosas shishas o cachimbas. Después de eso ya no nos quedaba energía y fuimos a descansar para coger fuerzas para el día siguiente.


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